“Conozco tus obras, tu esfuerzo y tu fortaleza; sé que no soportas la maldad. (…)
Pero tengo en contra tuya que has dejado el amor primero.
Recuerda de dónde has caído, enmiéndate y vuelve a proceder como al principio”

(Apocalipsis 2,3-5))

A las comunidades de la Provincia Mediterránea

¡Día grande para todos los maristas de Champagnat! ¡Feliz fiesta de San Marcelino! Cada 6 de junio la Iglesia nos invita a tornar nuestros ojos hacia un santo que, si bien vivió en una coyuntura histórica distinta a la nuestra, tiene el recorrido existencial idóneo para iluminar nuestra actualidad de manera asombrosa.

No hay mejor día que este para compartir con todos vosotros la composición de las comunidades de la Provincia Mediterránea para el curso 2024-2025. No hay mejor contexto que la fiesta de nuestro Fundador para agradeceros de corazón vuestra disponibilidad y vuestros deseos de seguir creciendo en la vocación marista.

Doy gracias a Dios por cada uno de vosotros. Por vuestra historia y por vuestro día a día. En cada paso del camino Dios sigue proponiendo e inspirando nuevas alternativas para seguir profundizando en el seguimiento de Jesús. “Tu proyecto vital se va labrando en un diálogo co-creador del Dios amoroso contigo. En cada etapa de tu camino personal Dios propone y, de acuerdo con tu respuesta, ofrece alternativas por donde avanzar, buscando siempre la mejor opción para construir el Reino” (Donde tú vayas RV, 4)

Volver al amor primero

Conocemos muy bien la historia de Marcelino. No vivió tiempos más fáciles que los nuestros. Su proyecto vital, como el de cualquiera de nosotros, no fue un camino confortable ni exento de etapas más o menos tortuosas. Superó dificultades académicas, vocacionales, económicas y también eclesiales. Más de una vez se sintió incomprendido y derrotado. Pero, por encima de todo ello, supo de quien se había fiado.

Cortó la roca que amenazaba su proyecto. Construyó una comunidad de hermanos y maestros con un grupo de adolescentes del entorno rural por el que pocos hubieran apostado. Ofreció escuela y futuro a niños y jóvenes pobres. Sintió como suyos sus problemas y les ayudó a reactivar sus sueños. Pero, por encima de todo ello, supo de quien se había fiado.

Su fortaleza no estuvo en lo que hizo, sino en el origen y motivo de todo lo que hizo. Su experiencia fundacional fue la del amor de Dios. Rememoró una y otra vez este amor primero. Lo sintió presente en su historia de una manera tan misteriosa como incuestionable. En cada curva del camino, en cada recodo tortuoso y en cada roca amenazante, evocó con todo su ser este primer amor. Ahí estuvo su secreto. Ahí está también el reto y la llamada de quienes nos sentimos continuadores de su obra. “Pero tengo en contra tuya – dice el libro del Apocalipsis- que has dejado el amor primero. Recuerda de dónde has caído, enmiéndate y vuelve a proceder como al principio”.

La solidez de la roca

Durante el año 2025 celebraremos dos eventos importantes y significativos en nuestra historia institucional: el XXIII Capitulo General y el Bicentenario de la inauguración de la casa madre de “Notre-Dame de l’Hermitage”.

En mayo de 1825 los hermanos de La Valla se trasladaron a vivir al Hermitage. Detrás dejaban muchos meses de trabajo y sudores compartidos. Ellos mismos, junto al padre Champagnat y constructores de Saint Chamond y otras localidades cercanas, levantaron aquellos muros. Cortaron la roca para afianzar la construcción y convertirla en elementos de obra, extrajeron y acarrearon arena, hicieron la mezcla y ayudaron a los albañiles. Se alojaban en una vieja casa alquilada, equipada apenas con lo imprescindible. Al abrigo de los robles improvisaron la capilla del bosque donde, al toque de una campana colgada de la rama de un árbol, se reunían para cantar la Salve y celebrar la eucaristía.

“Notre-Dame de l’Hermitage” es para nosotros mucho más que una casa. Sus piedras y muros son memoria de fraternidad y vida compartida. Cada mordisco a la roca del valle es evidencia tallada de la determinación y fe inquebrantable de Marcelino y sus primeros hermanos. Lo que ellos construyeron a orillas del Gier no fue tan solo una casa, sino una familia carismática y global cimentada en una espiritualidad firme que sigue surcando los siglos de la historia. Su legado es la inspiración que puede iluminar una visión de futuro para nuestro Instituto.

Creo que es este el significado más profundo de la celebración del bicentenario. Es el momento de recoger el testigo y seguir soñando. Nuestras prioridades provinciales para el curso 2024/2025, vistas a la luz de este aniversario, adquieren matices nuevos y profundos:

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Queridos hermanos, os invito a rememorar una y otra vez el amor primero, el amor del buen Dios que da sentido a nuestras vidas e ilumina nuestra historia. Os invito a volver a “Notre-Dame de l’Hermitage” y a nuestros orígenes con una actitud humilde y agradecida. Os invito, hermanos, a recordar la solidez de la roca de la que hemos sido tallados.

Un abrazo fraterno

H. Aureliano García Manzanal

En Alicante, a 6 de junio del 2024